El fuego es un grave problema de seguridad especialmente en grandes superficies en las que se almacenan desechos y sustancias o elementos combustibles, como líquidos inflamables, cargadores o baterías de iones de litio, entre otros. Estos espacios no están atendidos permanentemente por el personal de seguridad y los sistemas de supervisión tradicionales no siempre detectan un incendio a tiempo ya que en ese tipo de instalaciones el fuego se propaga a velocidades de vértigo.
Según la Administración de Incendios de los Estados Unidos de América (USFA, por sus siglas en inglés), ese país sufre un promedio anual de 1,3 millones de incendios que provocan 3.190 fallecimientos, 16.225 heridos y 14.700 millones de dólares en pérdidas directas de inmuebles.
En nuestro país, según datos del informe ¡Fuego! Los incendios asegurados. Datos 2020-2021 elaborado por Estamos Seguros en colaboración con Cepreven y Tecnifuego, entre el segundo semestre de 2020 y el primero de 2021 se produjeron 73.000 incendios. De acuerdo con sus datos, un 73% de los incendios que se produce en España cada año afecta a domicilios, pero, mientras que un incendio medio en una vivienda conlleva el pago de 2.683 euros de indemnización por parte del seguro, esta se duplica cuando se trata de comercios (5.406 euros) y se multiplica por 19 en el caso de industrias (50.586 euros).
Otro dato preocupante, según las evaluaciones provisionales de daños facilitadas por las aseguradoras, en el sector industrial se produjo un incremento de un 40% en el número de siniestros atendidos en el primer semestre de 2021. De ellos, en un 10% se vio afectada la edificación, al ceder tejados y paredes, lo que provocó daños en otras instalaciones, como los equipos de Protección contra Incendios (PCI).
Los métodos de detección de incendios tradicionales pueden resultar útiles, pero tienen limitaciones, por ejemplo, respecto al tiempo de comprobación y advertencia. Los detectores de humo activan la alarma cuando detectan la presencia de humo en el aire, es decir, cuando el fuego ya ha comenzado. Lo mismo sucede con los dispositivos de muestras de aire, que lo analizan en busca de partículas que detecten situaciones anómalas. Los sistemas de seguridad tradicionales también utilizan cámaras ópticas, pero estas solo activan la alarma cuando las llamas son visibles, es decir, cuando el fuego ya se ha iniciado.
Supervisión de la temperatura antes de que se produzcan llamas
Los más innovadores sistemas de seguridad emiten señales de alerta incluso antes de que se produzca un incendio. Así, las cámaras de la serie HeatPro de Hikvision están equipada con una funcionalidad que les permite medir la temperatura. Esta opción es muy útil en un área donde un sobrecalentamiento puede acabar provocando un incendio. La cámara ofrece un control de temperatura preciso para una detección rápida y eficaz, previniendo un posible incendio. Si los sensores térmicos detectan temperaturas anormales, disparan la alarma para que los operarios pueden investigar lo sucedido con tiempo suficiente para evitar el incendio. Estas cámaras se pueden colocar en puntos estratégicos para supervisar grandes superficies o se pueden utilizar para enfocar puntos de riesgo concretos, como un vertedero o una estación de carga eléctrica.
La comprobación evita las falsas alarmas