Los sistemas de control de accesos son cada vez más demandados por empresas, organizaciones, instalaciones e incluso por comunidades de vecinos, porque es una forma de reforzar la seguridad. Saber quién accede a un recinto y a qué hora, o poder establecer las restricciones necesarias en cada momento —qué personas y en qué horarios pueden acceder a un lugar— es algo cada vez más útil para quienes quieren proteger un entorno.
Pero es que, además, los sistemas de control de acceso desempeñan un papel fundamental en cualquier área confidencial, porque permiten que solo las personas adecuadas entren en un momento determinado en una zona restringida. Para ello, existen configuraciones muy diferentes, desde el habitual lector de tarjetas, que tiene un funcionamiento más sencillo, hasta los terminales que utilizan sistemas de reconocimiento biométrico, como la huella dactilar, el reconocimiento facial o el iris del ojo. Dependiendo de las necesidades del cliente y de su presupuesto, se configura una instalación concreta.
Para un instalador eléctrico, entrar en el campo del control de accesos supone ampliar significativamente la oferta y diferenciarse de la competencia, porque se puede dar respuesta rápida y eficaz a necesidades que antes exigían de empresas y proyectos de instalación realmente complejos. Gracias a la sencillez de instalación que caracteriza ahora a estos equipos, y con una formación adecuada, un electricista está capacitado para instalar estas infraestructuras.