La tecnología no es un lujo, es una necesidad, y debe contribuir a hacernos la vida más fácil, a solucionar problemas, a que nuestras actividades sean más eficientes. Si preguntamos al dueño de cualquier establecimiento comercial cuál es su principal objetivo, la respuesta será evidente: vender. Después, podemos profundizar mucho más: se trata de vender bien, de atraer clientes, que los clientes estén interesados en nuestros productos, que el retailer sepa ofrecer lo que el cliente demanda, de ofrecer una buena experiencia de compra… La tecnología enfocada al beneficio del establecimiento comercial marca la diferencia.
El vídeo inteligente está cambiando las reglas del juego. Antes, las cámaras eran simples testigos pasivos de lo que sucedía en un entorno, se limitaban a recoger imágenes, y había que poner dos ojos a vigilar en una pantalla —o en varias pantallas— lo que las cámaras captaban. La inteligencia artificial y los algoritmos de deep learning nos han llevado a otro escenario, más sofisticado, más eficiente, pero sobre todo, mucho más rentable si hablamos de comercio minorista.
Las soluciones tecnológicas de vídeo inteligente han aumentado su protagonismo con motivo de la pandemia. Cumplir las medidas de seguridad sanitaria y ofrecer a los clientes una buena experiencia de compra —que se sientan a gusto, sin riesgo de contagio— se ha convertido en una prioridad. Y la tecnología permite un control de acceso muy preciso, con conteo de personas que entran y salen de un recinto, para asegurar que se respetan los aforos permitidos. Los mismos dispositivos controlan la distancia de seguridad, el tiempo que permanece un cliente en una cola e incluso si una persona lleva mascarilla.
Lo que se consigue con estas soluciones es crear espacios seguros, cómodos y confortables que hacen sentirse bien a los clientes, que siempre van a preferir un establecimiento que cuente con estas medidas: la experiencia de compra es uno de los elementos que hace que un usuario se decida por uno u otro establecimiento.
Pero hay otro campo en el que el vídeo inteligente puede ayudar de una forma muy relevante a los comercios: el business intelligence. El vídeo permite captar y analizar hábitos de consumo: qué estanterías se vacían con más facilidad, qué recorridos hacen los clientes por un establecimiento —gracias a los mapas de calor—, a qué horas hay más público, qué tiempo medio de espera tienen en las cajas a la hora de pagar… Dicho de otro modo, nuestra tecnología permite tener tanta información de lo que sucede en la tienda como la que se tiene actualmente analizando las analíticas de los usuarios de la web.
Es decir, disponemos de muchísima información que, bien analizada, permite enfocar mejor la oferta, adaptarnos con precisión a las preferencias de los clientes, gestionar con eficacia las necesidades de personas de nuestras tiendas y, en definitiva, optimizar nuestra forma de trabajar.
Hoy en día, las herramientas de análisis de datos son fáciles de utilizar, intuitivas y ofrecen información muy útil para quienes gestionan los comercios. En el caso de Hikvision, hemos desarrollado estas utilidades dentro de nuestro software HikCentral, con módulos específicos para el ámbito del retail. La plataforma es versátil, escalable —se pueden añadir fácilmente nuevos dispositivos— y permite acceder al sistema desde cualquier lugar y en cualquier momento a través de un ordenador, una tablet, un smartphone… Todo es sencillo, económico y eficaz. Es decir, está pensada para que los usuarios le saquen el máximo rendimiento.
Estas nuevas funcionalidades del vídeo inteligente parecían una aspiración futurista hasta hace bien poco, pero ya son una realidad que, además, se está convirtiendo en algo necesario para que los negocios sean más eficientes.
Tradicionalmente, las cámaras se han identificado sólo con la protección de inmuebles. Por supuesto, mantienen esa función: las cámaras detectan presencias no deseadas, hacen saltar las alarmas cuando se produce una intrusión, advierten de accesos a zonas no autorizadas, evitan robos… La seguridad física sigue siendo una de las principales funciones de las soluciones basadas en cámaras, aunque también en este campo se ha avanzado mucho: el vídeo inteligente detecta todo tipo de eventos y, además, puede catalogarlos, discernir qué tipo de evento se está produciendo, establecer su relevancia y poner en marcha de manera automática el procedimiento correspondiente.
Se trata de procedimientos que antes ejecutaban personas, y que ahora se ponen en marcha de forma automática, con las ventajas que eso conlleva, tanto de inmediatez como de ahorro de tiempo, recursos y costes.
En definitiva, lo que aporta la tecnología es fundamental para el sector retail: seguridad, mejor experiencia de consumo para el cliente —y por tanto, mayor atractivo— e información relevante de hábitos de los consumidores. Es decir, negocios más seguros, más eficientes y más rentables. Por eso empezaba este artículo diciendo lo mismo que ahora repito para acabarlo: hoy en día, la tecnología no es un lujo, es una necesidad.
Javier Blanco, Business Development Manager Retail Hikvision