Cuando hablamos de ciberdelincuencia ya no nos referimos a delitos futuristas, sino a una realidad muy presente, que se ha convertido en una preocupación constante para empresas y usuarios. Efectivamente, la cibercriminalidad y las estafas informáticas son el tipo de delitos que más han crecido en los últimos años, muy por encima de la criminalidad convencional.
En este sentido, España ya es el tercer país del mundo con más ciberataques a empresas; de hecho, un 94% de ellas han sufrido algún ataque de este tipo en 2022, según datos de la consultora Deloitte. Y todavía hay más: el Ministerio del Interior afirma que de 2016 a 2022 este tipo de delitos creció en un 380%; sólo en 2022 se produjeron 336.778.
Octubre es el Mes Europeo de la Ciberseguridad. Todos los años por estas fechas, la Agencia de la Unión Europea para la Ciberseguridad (ENISA) y la Comisión Europea coordinan una campaña de sensibilización al respecto. Los robos de información, suplantación de identidad, sustracción de contraseñas, secuestro de datos… están a la orden del día, y protegerse contra ello es fundamental.
Efectivamente, a los ciberdelincuentes les interesa sobre todo el robo de información y datos de las compañías, así como el uso fraudulento de tarjetas de crédito y cuentas bancarias. Recordemos que un ciberataque puede comprometer seriamente no solo la imagen, sino la supervivencia económica de una organización.
En línea con esta preocupación creciente sobre la protección de empresas y usuarios, la Unión Europea adoptó en diciembre de 2022 la Directiva NIS2, que establece los criterios y protocolos que hay que cumplir en materia de ciberseguridad. Ahora, cada Estado miembro tiene hasta el 17 de octubre de 2024 para transponer dicha directiva a su legislación nacional.
La NIS2 pretende reforzar el nivel colectivo de ciberseguridad en todos los estados miembros de la UE, y de esta manera, aumentar y armonizar los requisitos de aplicación de la ciberseguridad de las infraestructuras críticas; mejorar la cooperación entre las autoridades de ciberseguridad; abordar la seguridad de las cadenas de suministro; y racionalizar las notificaciones. Esta directiva debe aplicarse a todas las empresas. En la práctica, esta nueva norma supone la implantación de unos requisitos más estrictos en las organizaciones que obligarán a establecer planes precisos de gestión de riesgos, control y supervisión. Y eso supone que se ponen en marcha evaluaciones periódicas y formación en seguridad; se establecen procedimientos de gestión de riesgos cibernéticos e incidentes; se refuerza la seguridad de las redes con diferentes sistemas, como por ejemplo, el cifrado y la encriptación de datos.
En Hikvision, donde la evolución de nuestros sistemas de ciberseguridad se produce en tiempo real, la adaptación ha sido casi inmediata. Sabemos que es fundamental securizar los sistemas desde el mismo momento del diseño: nuestras soluciones incorporan la seguridad desde la misma concepción del producto. Por eso, contamos con un equipo específico, que prueba exhaustivamente todos los componentes de nuestras soluciones, software y hardware, antes de incorporarlos a nuestro portfolio de propuestas.
En esa línea, en Hikvision estamos adheridos a normas de ciberseguridad reconocidas internacionalmente, como ISO 27001, ISO 27701 y CSA STAR, y tenemos implantadas las mejores prácticas de confianza cero dentro de la red y la arquitectura.
En definitiva, tal como afirman los mayores expertos del ámbito de la ciberseguridad, es imprescindible desarrollar planes potentes de seguridad informática ante factores disruptivos, como por ejemplo la Inteligencia Artificial, que ya piensa 25.000 veces más rápido que el mejor matemático de la historia, por lo que la computación cuántica comprometerá en el futuro los algoritmos de cifrado. Es momento de que empresas y organizaciones de todos los tamaños den la máxima prioridad a la protección de su ciberespacio.